De obligada lectura antes de proseguir el viaje

Los textos que encontrarás aquí son retazos desvaídos de la obra de Unois, una mente enferma. Muchos fueron extraídos bit a bit de un disco duro arrasado por los virus, que le fue legado al guardián del "Argos".

Inconexos, incompletos, sin sentido, pero con toda la fuerza de la inconsciencia.

No nos hacemos responsables de las posibles secuelas tras la lectura de estos "Sueños del Argonauta". A partir de aquí, tú decides. Es lo que tiene el libre albedrío.

La Escítala griega

Hemos conocido a una Princesa y, para que los ogros no descubran los secretos que nos contamos al oído, hemos tenido que desempolvar nuestros conocimientos de criptología, esto es, el estudio de sistemas que ofrecen medios seguros de comunicación en los que el emisor oculta o cifra el mensaje antes de transmitirlo para que sólo un receptor autorizado pueda descifrarlo.

Por ello, daremos un repaso a los criptosistemas clásicos, aquellos en los que no necesitamos un equipo informático para utilizarlos.

Empezaremos con la Escítala. Ya en el Siglo V a.c. los griegos usaban este método de cifrado por transposición. El sistema consistía en una cinta que se enrollaba en un bastón y sobre el cual se escribía el mensaje en forma longitudinal, tal y como se aprecia en la imagen. Una vez escrito el mensaje, la cinta se desenrollaba y era entregada al mensajero; si éste era interceptado por cualquier enemigo, lo único que se conseguía era un conjunto de caracteres o letras distribuidas al parecer de forma aleatoria en dicha cinta. Incluso si el enemigo intentaba enrollar la cinta en un bastón con diámetro diferente, el resultado obtenido era un conjunto de letras escritas una a continuación de otra sin sentido alguno.

La clave del sistema residía precisamente en el diámetro de aquel bastón, de forma que solamente el receptor autorizado tenía una copia exacta del mismo bastón en el que enrollaba el mensaje recibido y, por tanto, podía leer el texto en claro. En este sistema no existe modificación alguna del mensaje. De ahí la expresión bastón de mando, del que dependía la seguridad de la información.